Acerca de la belleza y la fealdad
Sobre cómo descubrir sus matices y cuestionarnos sus límites.
Relativo a lo estéticamente feo, el feísmo es una tendencia artística caracterizada por la presentación de personas, objetos, situaciones o lugares feos. La poesía satírica, la novela realista y especialmente el tremendismo de los años cuarenta en España, exploran este recurso literario que aborda situaciones sórdidas y conductas reprobables con el fin de ridiculizarlas. La familia de Pascual Duarte, del escritor gallego Camilo José Cela, supone un claro exponente del feísmo literario.
Y quizá sea este el motivo por el cual fue en Galicia donde se acuñó el término para referirse al fuerte impacto paisajístico debido a una nula planificación urbanística que, a partir de los años setenta y hasta nuestro días, ha desgarrado pueblos y ciudades de todo el país.
El litoral mediterráneo peninsular ha sido también testimonio privilegiado de cómo las malas prácticas, derivadas de los planes de desarrollo franquistas, han tenido continuidad también en plena sociedad post-industrial.
En varios de sus proyectos, el fotógrafo documentalista Txema Salvans retrata algunos de estos paisajes. Fotografías que muestran personas anónimas en situaciones cotidianas, cuyos entornos generan contextos con una carga emotiva excepcional. Espacios suburbanos, resultado de pésimas planificaciones, constituyen el entorno doméstico de los sujetos que los habitan, aparentemente abstraídos de su fealdad.
Las fotografías de Salvans retratan la fealdad pero lo hacen a través de la belleza. La belleza que advertimos en su composición, en la exposición de la luz o en el poder sugestivo que desprenden las distintas personas que aparecen en ellas. En sus fotografías, forma y contenido entran tensión, colisionan generando un conflicto que da lugar a la reflexión. Acerca de la belleza y la fealdad. Sobre cómo descubrir sus matices y cuestionarnos sus límites.
Perfect Day © Txema Salvans
Perfect day © Txema Salvans
The waiting game II © Txema Salvans
Perfect day © Txema Salvans