"Lo siento, aquí no bordamos cojines"
"Cuatro historias de mujeres que cambiaron el mundo a través de la arquitectura y el diseño".
"Cuatro historias de mujeres que cambiaron el mundo a través de la arquitectura y el diseño".
Charlotte Perriand nació en el año 1903. Tras estudiar diseño de mobiliario en la Union Centrale des Arts Décoratifs quedó fascinada por la estética de lo industrial, de las máquinas y de los automóviles que empezaban a ocupar las calles de su París natal. En 1927, fue al estudio de Pierre Jeanneret y Le Corbusier para pedir trabajo y recibió como respuesta un lacónico: “Lo siento, aquí no bordamos cojines”. Unos meses más tarde, gracias al proyecto “Bar sous le Toit”, del que Jeanneret y Le Corbusier quedarían fascinados, estos aceptaron su ingreso en el estudio.
Junto con Jeanneret y Le Corbusier, Perriand diseñaría algunos de los muebles más icónicos de la historia del mueble contemporáneo, entre los cuales destacan la chaise longue basculante LC4 B306 o las sillas B301 y B302, actualmente editadas por Cassina.
Chaise Longue LC4 (B306), Charlotte Perriand, Pierre Jeanneret y Le Corbusier, 1928.
En el año 1919, se proclamó en Alemania la República de Weimar. Con ella, una nueva constitución reconocía el derecho de las mujeres a la educación y a la igualdad en el trabajo. Ese mismo año Walter Gropius recibió el encargo para impulsar una escuela que simbolizara la modernidad del nuevo Estado; un encargo que culminará con la fundación de la Bauhaus.
Gropius quería una escuela moderna, alejada de la formación historicista, pero sin que se convirtiera en un taller para que “las señoras de Weimar pasaran las tardes haciendo macramé”. Una de sus primeras ideas fue establecer un precio más caro para las matrículas de las mujeres y así limitar su entrada. Aunque la idea no llegó a prosperar, las mujeres fueron marginadas de los talleres de arquitectura, carpintería o metal, y eran invitadas a participar en los talleres textiles o el de encuadernación, considerados más femeninos.
Algunas de ellas se rebelaron ante aquella situación y así, por ejemplo, Marianne Brandt se convirtió en la primera mujer en ser admitida al taller de metalistería de la escuela. Un taller que acabaría dirigiendo en 1928.
Alumnas de la escuela Bauhaus. © Bauhaus-Archiv Berlin.
En 1924, la arquitecta y diseñadora Lilly Reich conoció a Mies van der Rohe. Su relación iría más allá del ámbito profesional, hasta el punto que Mies decidió abandonar a su primera esposa. Juntos diseñaron algunos de los edificios más icónicos del Movimiento Moderno, entre los que el Café Terciopelo y Seda, de la Exposición de moda femenina de Berlín, los pabellones alemanes de la Exposición Internacional de Barcelona o la casa Tugendhat. La relación terminó a finales de los años treinta, cuando Mies vio la oportunidad de marchar a los Estados Unidos. En la Berlín de la segunda Guerra Mundial, pasando hambre y penurias, quedaron solas Ada Bruhn, su primera esposa y madre de sus tres hijas, y Lilly Reich. Mies nunca quiso saber nada de ellas.
En 1947, Reich murió de cáncer en Berlín. Su figura no sería reconocida hasta 1996, cuando el MoMA de Nueva York inauguró la primera exposición retrospectiva sobre su legado. Actualmente la Fundación Mies van der Rohe promueve la Beca Lilly Reich para la igualdad en la arquitectura, que en su primera convocatoria ha presentado la intervención artística “Re-enactment”, a cargo de Laura Martínez de Guereñu.
Mies van der Rohe sentado en la silla MR20, fumando. © Werner Blaser.
En 1968, el estudio de Robert Venturi y Denise Scott Brown, junto con Steven Izenour y algunos alumnos del despacho, emprendieron un viaje a Las Vegas con el fin de aprender de la arquitectura popular que se proyectaba fuera de los márgenes academicistas del Movimiento Moderno. Fruto de aquél viaje editarían, unos años más tarde, “Learning from Las Vegas”: Un libro fundamental para entender la Arquitectura Posmoderna.
En 1991, Robert Venturi recibía el Premio Pritzer, un reconocimiento que ninguneaba a la figura de Denise Scott Brown, en palabras del propio Venturi: “mi igual, mi socia y mi inspiración”. En 2013, la organización estudiantil “Women in Design” inició una campaña para exigir la rectificación a la familia Pritzker por aquella exclusión, que aunque hasta la fecha no ha reparado el error, durante los últimos años sí ha premiado a varias mujeres arquitectas, entre las cuales, este 2020 a Yvonne Farrell y Shelley McNamara, del estudio irlandés Grafton Architects.
Denise Scott Brown en las vegas © Robert Venturi.