Especial Sitges Film Festival: Marcas Zombi
"Porque el consumidor está despertando. Está más vivo que nunca. Y tiene más armas que nunca para combatir a las que ahora se han convertido en zombies, que son muchas de las marcas con las que convivimos."
Siempre me ha fascinado el cine de terror y la ciencia ficción. Sorprendentemente, ya de muy pequeño podía ver películas de miedo que a mi hermano mayor le aterraban, y a mi me divertían. A lo mejor era porque me imaginaba cómo las hacían, el trabajo que tenían que realizar para que pasaran ciertas cosas: chorros de sangre, brazos volando y cuchillos que en verdad no se clavaban.
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Sea como sea, una de las temáticas que sí que me acabó impactando fue el género zombis. Esos muertos que reviven con ganas de comerte el cerebro, era algo escalofriante. No fue hasta años más tarde, gracias al Festival de Sitges, cuando comencé a comprender las metáforas y la inteligencia que había en las películas de zombis. Sí, como lo oyes. Las pelis de zombis son, en su mayoría, ejercicios de crítica social, de denuncia salvaje y de reflexión acerca de hacia dónde vamos. Lo vi claro en una escena de la película “The Dawn of the Dead” (1978), en la que unos cuantos de estos seres se pasean por los pasillos de un supermercado deambulando sin rumbo. Esa imagen, de gente rota y estanterías llenas me quedó gravada para siempre en la retina. Porque era cierto, cada día vemos gente deambulando como zombis por la vida, sin ningún objetivo, más que el de ganar más dinero, comprar más cosas, y tener que ganar más dinero para seguir comprando más cosas. Esos zombis de los ochenta siguen aquí.
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Pero no por mucho tiempo.
Porque el consumidor está despertando. Está más vivo que nunca. Y tiene más armas que nunca para combatir a las que ahora se han convertido en zombis, que son muchas de las marcas con las que convivimos. Muchas de las que vemos en los lineales de los supermercados, que no están haciendo nada a ojos del consumidor para sacarse esta pátina antigua y hedionda que las convierte en muertos vivientes, en marcas irrelevantes que intentan torpemente atraer nuestra atención. Y que cada vez dan menos miedo.
A esas marcas, a las que están muertas y no lo saben, las podemos rescatar. Pero a lo mejor por el camino tendrán que perder alguna extremidad. Porque hay antídoto, pero no es un camino de rosas.
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En el Máster en Diseño Publicitario y Comunicación de Marcas buscamos las claves para que las marcas vuelvan a ser relevantes. Conseguir que comprendan cuáles son los siguientes pasos que deberían hacer para volver a conectar con sus consumidores, para dejar de ser terroríficas y volver a ser las heroínas de la película.