Los hippies nunca mueren 2: Bonnie MacLean
"Si hace unos días hablábamos de Wes Wilson hoy hemos de lamentar otra pérdida. La cartelista y artista plástica Bonnie MacLean nos dejó el pasado 4 de febrero".
Originaria de Filadelfia, se mudó a la ciudad de Nueva York en 1960 a la edad de 21 años, consiguió un trabajo en el prestigioso Instituto Pratt y asistió clases de dibujo figurativo por la noche en ese mismo centro. MacLean se mudó a San Francisco en 1964, donde fue contratada como secretaria en Allis-Chalmers Equipment Manufacturing; su jefe era Graham, entonces gerente de la oficina de la compañía. Allí empezó a trabajar en la promoción de conciertos, pero siempre permaneciendo en la sombra. Hacía algún pequeño cartel o adaptaciones de los carteles de otras para las entradas o flyers. Pero eso cambio, Bonnie MacLean substituyó, precisamente a Wes Wilson, al frente de la comunicación del Fillmore, cuando este renunciara al puesto tras un desacuerdo con Bill Graham. Es decir, asumió un reto enorme, llenar el hueco del cartelista más famoso de la psicodelia de San Francisco. No era un desafío menor y a pesar de ello MacLean dejó una magnífica colección de carteles en los pocos años que trabajó para Graham. No sólo eso, sino que se casó con Graham en 1967 y tuvieron un hijo, antes de separarse en 1971. Para entender su implicación con el momento, MacLean explicaba que en lugar de una luna de miel, asistieron al Festival Internacional de Pop de Monterrey el siguiente fin de semana.
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Conseguir asistencia al concierto era su primer objetivo. Como le dijo al Bucks County Courier del Times, "podía hacer lo que quisiera, pero el objetivo era que la gente notara el cartel y, con suerte, le motivara a venir". Según el propio Graham, ella era una "fuerza impulsora" en la escena de la música rock de San Francisco, y sus carteles fueron fundamentales para promover el éxito de The Filmore Auditorium.
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En cuanto a los carteles, tan solo hizo 32 pero fue para conciertos memorables de The Doors, Jefferson Airplane, The Who, Pink Floyd o Donovan, entre otros. Aún hoy son piezas buscadas y coleccionadas, formando parte del fondo de varios Museos como el Moma o el Museo de Arte Moderno de San Francisco. En 2007, un póster de MacLean apareció en la exposición "Verano de amor: arte de la era psicodélica" del Museo de Arte Moderno de Whitney. Eso puso en valor, de nuevo, su legado gráfico.
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Su estilo, siguiendo con la caligrafia lettering del momento es un poco menos agresivo que el de Wilson, pero quizás más onírico, con mujeres parecidas a las hadas y representaciones místicas de pavos reales. Destaca su uso de imágenes culturalmente diversas que abarcan desde tótems nativos americanos a las chaquetas Nehru. Un motivo recurrente en su trabajo es el uso de rostros, cuyas expresiones van desde la serenidad beatífica hasta la intensidad hipnótica. La carrera de MacLean como artista de Fillmore fue breve, con la aparición de Lee Conklin, Rick Griffin y otros talentos y su separación de Graham. “Lo que [Graham] más deseaba, naturalmente, es que la información se enteindiera: tenía que estar allí, tenía que ser legible. Pero él no ponía más condiciones más allá de eso. No sugirió que los carteles tuvieran ningún tipo de imágenes, no sugirió nada en particular. Fui libre de hacer lo que quería, y eso fue un placer, me gustó mucho esa parte”, explicaba en una entrevista de 2015 para The Key.
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Después de eso, al igual que hizo Wes Wilson, se apartó del mundo de la gráfica y la música. Se trasladó al norte de California con el artista Jacques Fabert y pasó el resto de su vida pintando desnudos y paisajes. Como decía, su obra gráfica fue breve pero muy potente, estoy convencido, que de ser un hombre “los cinco grandes” de San Francisco, Wes Wilson, Alton Kelley, Victor Moscoso, Rick Griffin y Stanley Mouse, hubieran sido seis, incluyendo su trabajo.
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