Webgrafía: qué es y cómo se hace

Tener acceso a internet nos abre las puertas a un mundo de conocimiento ilimitado. Este abanico tan amplio de opciones nos permite aprovechar esta herramienta para trabajos de investigación o recopilación general de información para alguna finalidad. Cuando se trata de un proyecto de cierta seriedad, lo habitual es mencionar las referencias que se han usado para la obtención de dicha información. En trabajos escritos, se le conoce como bibliografía, pero en el entorno digital, recibe el nombre de webgrafía. En este artículo, te contamos en qué consiste y cómo se elaboran.

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¿Qué es una webgrafía?

Una webgrafía es una lista de referencias o fuentes bibliográficas que se han consultado en la red para la realización de un proceso de investigación o de un trabajo académico. A diferencia de la bibliografía tradicional que siempre hemos visto y usado, y que en nuestro ámbito podrían ser proyectos o libros de diseño, se trata de recursos en línea. Es decir, que no son fuentes impresas como libros o revistas, sino enlaces URL a páginas web, blogs, vídeos, podcasts o cualquier otro medio digital.

Su finalidad en la investigación académica y profesional es la de respaldar y documentar la información obtenida de Internet. Incluir una webgrafía incrementa la percepción de transparencia, la fiabilidad del contenido y la trazabilidad. Gracias a ella, quienes lean el trabajo pueden acceder directamente a las fuentes proporcionadas y verificar la validez de la información presentada.

¿Cuál es la diferencia entre bibliografía y webgrafía?

La bibliografía y la webgrafía cumplen con la misma finalidad en un trabajo académico. La diferencia reside en el formato y en el tipo de fuentes que se utilizan para la realización de aquel. En la bibliografía, las fuentes utilizadas son libros, revistas, artículos o documentos electrónicos, entre otros.

Por el contrario, en la webgrafía se incluye una lista específica de recursos en línea, como páginas web, blogs, videos o redes sociales, y que son los que sirven como fuentes de información. Mientras que la bibliografía es más amplia al considerar tanto fuentes impresas como digitales, la webgrafía se centra exclusivamente en recursos disponibles en Internet.

¿Cómo se hace una webgrafía?

Para crear una webgrafía de calidad y que se ajuste con su definición, se debe realizar un listado o un registro con todas las fuentes consultadas en la investigación. Aquí se incluirán el nombre de la persona autora o la organización, el título del artículo o el nombre de la página web, la fecha de publicación o de actualización, la dirección URL completa y cualquier otra información que pueda ser relevante para identificar la fuente en la red.

A la hora de utilizar dichas fuentes, se debe verificar su fiabilidad y asegurarse de que están actualizadas. Uno de los grandes problemas con los que nos encontramos en la actualidad es que tenemos acceso a una cantidad ilimitada de datos. Sin embargo, resulta cada vez más complejo saber a ciencia cierta cuáles son reales o cuáles han sido modificados, intencionadamente o no.

Por esta razón, lo adecuado para hacer una webgrafía es guiarse siempre por aquellas fuentes que tienen una mayor probabilidad de ser ciertas o fiables. Por ejemplo, las que provienen de estudios que siguen el método científico, personal académico, etc.

Una vez recopilada toda la información, se organizará en un formato que sea coherente, claro y fácilmente comprensible. No obstante, y como veremos en el siguiente apartado, hay una serie de normas que se deben seguir y que actúan como guías de estilo específicas.

¿Cuáles son las normas APA y las guías de estilo que se deben seguir?

La importancia de hacer una webgrafía y que esta sea de calidad reside en su capacidad para dar transparencia y credibilidad a la investigación o proyecto. Sin embargo, esto solo se consigue cuando dicha webgrafía se ajusta a unos estándares. Es decir, que resulta clara y comprensible, incluye fuentes que son fiables y se puede acceder a ellas sin errores.

Para facilitar su elaboración, existen ya una serie de normas que sirven como guía. Por ejemplo, las Normas APA, que son las siglas en inglés de American Psychological Association. Son un conjunto de pautas y reglas que han sido establecidas para la presentación de trabajos académicos, sobre todo en el ámbito de las ciencias sociales y del comportamiento.

El objetivo de estas normas era estandarizar la presentación de trabajos de investigación, para facilitar la comprensión y la replicación de estudios, y para garantizar la integridad y la claridad en la comunicación científica.

Estas normas incluyen múltiples aspectos, pero los más importantes son los siguientes:

- Formato del documento. Se establecen pautas específicas para el diseño y la presentación, como los márgenes, tipo de letra, tamaño de letra, espaciado y disposición de páginas.

- Citas y referencias. Se explica cómo se deben citar las fuentes utilizadas en un trabajo académico, ya sea mediante citas dentro del texto o a través de listas de referencias al final del documento.

- Elaboración de tablas y figuras. Hay instrucciones para la creación y presentación de tablas y figuras. Por ejemplo, cómo numerarlas, titularlas y referenciarlas en el texto.

- Estilo de escritura. Se dan recomendaciones sobre el estilo de escritura, con respecto a la claridad, la concisión y el uso correcto de la gramática y la puntuación.

Guías de estilo para una webgrafía en nuestro país

Las Normas APA se utilizan a nivel internacional y son reconocidas como un estándar para la presentación de trabajos académicos en todo el mundo. No obstante, algunos países tienen sus propias normas y guías específicas para la redacción y presentación de estos trabajos.

España es uno de ellos, ya que cuenta con la Norma UNE 50-104-94, que fue desarrollada por la Asociación Española de Normalización (UNE). Como las Normas APA, incluye directrices específicas para la presentación de trabajos escritos en formato digital. Como tesis, informes y artículos científicos. En otros países de habla hispana, también hay otras regulaciones regionales, debido a la diferencia en la forma de comunicarse.