Anni Albers
"100 años de Bauhaus"
Siguiendo con la recuperación de la memoria de personajes importantes de la Escuela Bauhaus, hoy quisiera hablaros de Anneliese Fleischmann, conocida normalmente como Anni Albers (1899-1994). Es probable que conozcáis a Josef Albers, su marido y también profesor en las sedes de Weimar y Dessau de la Bauhaus. Como sucede a menudo, la trayectoria de Anni se vio, en cierta forma, ocultada por la de su marido, pero vale la pena repasar su trabajo porque es bastante impresionante.
La vida de Anni Albers (Berlín, 1899 – Orange, Connecticut, 1994) estuvo marcada por una gran intimidad con los materiales y las técnicas que guiaron su trabajo. Llegó a ser tejedora por ser uno de los pocos espacios que les era permitido a las mujeres a principios del Siglo XX. Nació en Berlin-Charlottenburg en una familia acomodada de origen judío convertida al protestantismo. Su madre, Toni Fleischmann-Ullstein, provenía de una conocida familia judía alemana de editores, los Ullstein, y su padre, Siegfried Fleischmann, era un importante fabricante de muebles.
En 1922 entró como estudiante en la Escuela de la Bauhaus de Weimar, donde hizo el curso preliminar con Georg Muche y Johannes Itten. Como decía, las mujeres no podían acceder a algunas disciplinas, por lo que Anni no pudo entrar en el taller de vidrio en su segundo año y tuvo que optar por el de tejido a cargo de Gunta Stölzl. Allí conocería a su marido, el pintor Josef Albers, y llegaría a dirigir el taller textil en 1931. Siempre estuvo interesada en la investigación, por ejemplo, creó un exitoso tejido insonoro, reflectante y lavable (hecho principalmente de algodón y celofán) específicamente para un auditorio musical.
Tras el cierre de la institución por el partido nazi en 1933, el matrimonio Albers se trasladó a Carolina del Norte, Estados Unidos, (invitados por Philip Johnson) donde ambos fueron contratados como profesores de una escuela libre que se convertiría en referencia de la modernidad artística americana, el Black Mountain College. Desde allí, Anni Albers continuó combinando el trabajo pedagógico y la experimentación artística, a la vez que produjo algunos de los textos hoy considerados clave en el desarrollo del arte textil contemporáneo. Y esa investigación se vio enriquecida por los continuos viajes de la pareja por Latinoamérica, donde Anni estudió patrones, tejidos y técnicas tradicionales. E incluso se convirtió en una notable coleccionista de antiguos textiles peruanos.
En 1949 se convirtió en la primera diseñadora en realizar una exposición monográfica en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). Tras exponer sus colgaduras (―Wall Hangings‖) y tejidos pictóricos (―Pictorial Weavings‖) en numerosas muestras individuales, Albers comenzó a explorar distintas técnicas de grabado en 1963. En las múltiples técnicas de impresión gráfica (Serigrafía, Litografía y Offset), Albers encontró un nuevo espacio de investigación visual, que a partir de finales de los años sesenta reemplazó por completo a su labor relacionada con el tejer. A través de serigrafías, aguatintas, litografías y ediciones offset, la artista pudo perseguir por otros medios conceptos visuales que estaban ya presentes en muchos de los dibujos preparatorios de piezas textiles anteriores. Así encontró el elemento ideal para probar nuevos patrones compositivos y operar casi infinitas variaciones en ellos. Durante las décadas siguientes y hasta el final de su carrera, Anni Albers realizó diversas colaboraciones con talleres y compañías de producción textil con las que buscó poner sus diseños al alcance del gran público, mostrando así su compromiso con el ideario perenne de la Bauhaus: entender las prácticas de arte y diseño como un solo campo, y producir prototipos que permitan una difusión igualitaria de las formas artísticas.
Para saber más, os recomiendo este vídeo sobre su trabajo, con motivo de su exposición en el Guggenheim de Bilbao, hace un par de años: http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-sala/sala-guggenheim-anni-albers-tocar-vista/4325899/