El eterno debate: ¿Efectos especiales o efectos visuales?
Gracias a los efectos, el cine es capaz de trasladarnos a lugares inimaginables y es allí donde reside la magia del séptimo arte.
Elegir entre efectos especiales o efectos visuales es un debate de argumento vacío. ¿Prefieres un dibujo a lápiz antes que un dibujo digital?. ¿Te parece más atractiva una animación fotograma a fotograma que una animación vectorial?. ¿Te emocionas más con una escultura hecha en arcilla que con una realizada con impresora 3D?. La respuesta es obvia. No importa cómo están hechas las cosas, lo importante es que asombren de igual manera.
Existe el infinito debate de cuál es la mejor manera de producir efectos en películas. Los efectos, independientemente de si son especiales o visuales, solo se utilizan para crear una ilusión. De hecho, gracias a los efectos, el cine es capaz de trasladarnos a lugares inimaginables y es allí donde reside la magia del séptimo arte.
Los efectos especiales se realizan de una manera física y tangible para crear una condición en el presente que no ocurriría de forma natural. Como por ejemplo, prótesis que se adhieren al actor, heridas de bala falsas con el correspondiente estallido de sangre, explosiones de coches realizados con latas de gasolina, etc. Son efectos que se están produciendo in situ en un set de rodaje. Pueden ser ópticos (cambios de lente de cámara, tipos de iluminación, movimientos de cámara…) o mecánicos (explosivos, maquetas, prótesis…) y se aplican siempre en el plató durante la producción.
Por otro lado, los efectos visuales son los que se agregan posteriormente a la grabación gracias al poder de un ordenador en el proceso de la postproducción. Con el croma por ejemplo, podemos hacer aparecer todo tipo de objetos digitales en una escena, creando la ilusión de que el protagonista interactúa con elementos que sólo la imaginación del artista pone límites.
Hoy en día, los efectos visuales son más económicos que los efectos especiales. Esta es la razón por la que cada vez vemos más explosiones, salpicaduras de sangre o resplandores de luz realizadas a través de VFX. En la grabación de películas es necesario una persona controlando y supervisando las escenas. La figura del supervisor existe para facilitar la vida a los artistas que deberán integrar los efectos correctamente y de forma verosímil más adelante en el proceso de postproducción. El supervisor está constantemente involucrado en la producción y las decisiones creativas siempre se toman en colaboración y según las instrucciones del director.
Todo empezó con efectos especiales, con simples cortes y superposiciones hasta evolucionar a efectos más complejos con el uso de retroproyecciones, miniaturas, pantallas pintadas o cables para hacer desaparecer, volar o incluso decapitar a sus personajes. Con la llegada de la era digital, los efectos visuales entraron en escena ganando la partida a los efectos espaciales. El aumento de efectos computarizados y la evolución de la tecnología para VFX literalmente han hecho sobreexplotar el uso de efectos visuales en el cine, hasta tal punto que encontramos ejemplos donde todo, absolutamente todo, está generado por ordenador, llevando a muchas películas a un uso casi indiscriminado y saturado.
Posiblemente Industrial Light, de la mano de George Lucas con el lanzamiento de Star Wars, abrió el camino y dejó ver al mundo cómo de importante podían ser los efectos, si se integraban ambos de manera correcta, recreando escenarios impresionantes que hasta entonces eran completamente desconocidos. De hecho, fueron los primeros en perfeccionar el movimiento de la cámara controlada por ordenador, dando vida a uno de los primeros sistemas de control de movimiento.
Personalmente considero Jurassic Park como el ejemplo perfecto del uso de ambas técnicas. Consiguió un uso genuino e innovador estableciendo el estándar en la industria. Todavía en la actualidad sigue siendo uno de los efectos visuales más influyentes de la historia. La clave está en la combinación perfecta entre VFX y SFX, que después de casi tres décadas de su estreno, aún seguimos encontrando escenas creíbles y fascinantes.
Más allá de cómo se realizan las películas o que herramientas se utilizan en la producción, lo valioso es que sean capaces de transmitir emociones. Para mí, lo más importante es que las películas generen algún tipo de impacto en la conciencia. Los efectos especiales o visuales simplemente tienen que ser hilos conductores para anunciar mensajes y nunca deben supeditar una idea. Deben ayudar a comunicar un sentimiento para comprender situaciones o simplemente ser instrumentos de inspiración para abrir el cajón de nuestra imaginación.