Paisaje sostenible: función, importancia y ejemplos
A lo largo de toda nuestra historia, el ser humano ha modificado su entorno para adecuarlo a sus preferencias y necesidades. Si bien cuenta con múltiples definiciones, a esta práctica se la conoce como paisajismo.
Podría decirse que es un reflejo de la interacción entre la naturaleza y la actividad humana, para dar identidad a un lugar. Hoy en día, por la conciencia sobre el medioambiente, ha evolucionado hasta llegar a lo que se conoce como paisaje sostenible.
En este artículo, te contamos en qué consiste exactamente y cómo se ha ido adaptando para hacer frente a las necesidades actuales de la sociedad, pero también del planeta. Si te apasiona este sector, puedes especializarte en esta materia con nuestro Máster en Paisajismo y Urbanismo Sostenible.
Qué es el paisaje sostenible
El paisaje sostenible se fundamenta en la idea de conservar, proteger y gestionar los recursos que ofrece la naturaleza, ya que son limitados, así como los culturales de un área determinada. Junto a la protección del medio ambiente, se persigue asegurar el bienestar de las comunidades locales.
Por lo tanto, la sostenibilidad en este contexto pasa por encontrar el equilibrio entre el desarrollo humano y la conservación del entorno. De este modo, se evita la degradación del paisaje y se garantiza la preservación de la diversidad biológica y cultural.
Con este enfoque, se considera la interdependencia entre los elementos naturales y culturales que conforman el paisaje, y se reconoce la importancia de los ecosistemas saludables y la diversidad cultural. Para lograr un paisaje sostenible, hay que tener en cuenta entonces la conservación de la biodiversidad, la gestión sostenible de los recursos naturales y la promoción de prácticas respetuosas con el entorno.
Relación entre el paisaje sostenible y el medioambiente
El paisaje sostenible está intrínsecamente ligado al medioambiente, ya que la salud y la vitalidad de un paisaje dependen directamente de la calidad de su entorno natural. La gestión adecuada de los recursos, la reducción de la contaminación y la preservación de los ecosistemas son pilares fundamentales para alcanzar un equilibrio sostenible.
La pérdida de biodiversidad, la deforestación, la contaminación del aire y del agua son problemáticas con las que nos hemos encontrado en las últimas décadas. Todos estos problemas medioambientales impactan negativamente en la calidad del paisaje cuando no son gestionados de forma adecuada. Por ello, la promoción de prácticas ambientalmente responsables se convierte en un elemento esencial para la creación y mantenimiento de paisajes sostenibles.
Esta relación entre ambos conceptos se manifiesta en la dependencia del paisaje sostenible del equilibrio medioambiental. En el diseño del paisajismo de las ciudades, que busca ser sostenible, se reconoce la interconexión entre sus elementos, desde la diversidad biológica hasta los recursos hídricos y la calidad del aire. Su correcta gestión garantiza la estabilidad y la resiliencia del paisaje a lo largo del tiempo.
La relación entre el paisaje sostenible y el medioambiente también se manifiesta en la responsabilidad compartida de preservar y restaurar los ecosistemas en peligro. La conservación de la biodiversidad, la protección de áreas naturales y la mitigación de la contaminación son acciones clave para salvaguardar la integridad del paisaje y, por ende, del medio ambiente.
La degradación del medio ambiente se refleja directamente en la pérdida de biodiversidad, la erosión del suelo y la degradación estética de los lugares. En contraposición, un paisaje sostenible evidencia prácticas de conservación, un uso responsable de recursos, y una coexistencia armoniosa entre la naturaleza y la actividad humana.
Cómo crear un paisaje sostenible
Estudiar paisajismo permite conocer los aspectos relativos a la funcionalidad, el estilo o las formas que hay para diseñar espacios abiertos. Pero esta es tan solo una base, puesto que hoy en día es necesario tener presentes las necesidades del medioambiente y no solo las de los humanos. Esta visión unilateral es la que ha hecho que aparezcan problemas de sostenibilidad e incluso que se hayan agravado en los últimos años.
La creación de un paisaje sostenible implica una planificación cuidadosa previa y la adopción de prácticas que fomenten la coexistencia armoniosa entre la naturaleza y la actividad humana. Para conseguirlo, se deben valorar los siguientes puntos:
Planificación integral
Tanto los paisajes urbanos como los entornos rurales necesitan una planificación que considere tanto los aspectos naturales como culturales del paisaje. También es importante la participación activa de la comunidad local en este proceso, para asegurar la adecuación a sus necesidades y valores.
Uso sostenible de los recursos
La gestión responsable de los recursos naturales, como el agua y la tierra, es vital para evitar la sobreexplotación y garantizar su disponibilidad a largo plazo. Dos ejemplos de prácticas responsables y sostenibles son la agricultura sostenible y la gestión forestal.
Fomento de la biodiversidad
La conservación de la diversidad biológica contribuye a la protección de los diferentes ecosistemas, que son imprescindibles para el equilibrio natural. En el paisaje sostenible, la biodiversidad se puede fomentar a través de la protección de áreas naturales, la reforestación y la promoción de hábitats de diferentes características.
Infraestructuras sostenibles
La construcción de infraestructuras respetuosas con el entorno es una de las principales apuestas en la actualidad. Además de la apuesta por energías renovables que sirvan de complemento, también son necesarias las edificaciones eficientes energéticamente y los sistemas de transporte sostenibles. Estos minimizan el impacto ambiental, tanto desde el punto de vista de los recursos como desde el visual, que entra dentro del mimetismo en la arquitectura.
Ejemplos de paisaje sostenible
Parque Nacional de Yellowstone (Estados Unidos)
Yellowstone fue el primer parque nacional del mundo y representa un modelo ejemplar de paisaje sostenible. La gestión cuidadosa de la vida silvestre, la protección de ecosistemas frágiles y la regulación del turismo han permitido la preservación de la biodiversidad y de su belleza natural.
Freiburg (Alemania)
La ciudad de Freiburg es un referente en desarrollo urbano sostenible. Integra arquitectura e infraestructuras verdes para establecer un estándar para las ciudades comprometidas con la sostenibilidad. Pero también cuenta con edificaciones eficientes energéticamente, sistemas de transporte público sostenibles y promoción de la movilidad sostenible.
Bosque Modelo Alto Mijares (España)
Situado en la Comunidad Valenciana, este proyecto español demuestra cómo la gestión sostenible de los recursos forestales puede beneficiar tanto a la naturaleza como a las comunidades locales. Promueve la silvicultura responsable, la restauración de ecosistemas degradados y el impulso de prácticas agrícolas sostenibles.