¿Podrían ser las oficinas de correos el eslabón físico del e-commerce?
"Tres en uno: facilitar los últimos metros, probadores y packaging reutilizable".
A principios de año me pidieron escribir sobre la tendencia de coworking y hablé de que podían ser la tienda física del comercio online. Podían incorporar un espacio para la entrega de paquetes e incluso un espacio pop up. Fyra y Motley Studio lo han aplicado al servicio de correos de Finlandia. Han encontrado la manera de reconvertir ese lugar en el que íbamos a enviar cartas y paquetes en un punto de encuentro en la era de la digitalización por causa mayor.
El proyecto de Box, propone que sean las oficinas de correos el complemento físico a las tiendas de comercio online; tiene sentido pensar que es su evolución natural. La gente ya no envía cartas, pero la digitalización de la mayoría de servicios se ha disparado y ha surgido una nueva necesidad. Es cierto que ahora estamos mucho más en casa y facilita la recepción de paquetes, pero se trata de una situación transitoria. Además, la baza del comercio electrónico a la vez que su talón de Aquiles son las devoluciones. Si esta solución facilitará, agilizará y además hiciera más sostenible este último paso en ajustar las necesidades del comprador a las expectativas generadas ayudaría tanto al usuario, negocio y al planeta.
La pregunta qué se hicieron fue cómo deberían ser esos nuevos espacios, en los que había una clara voluntad de autoservicio. Otro reto que tenían frente a ellos era que ser atractivos, invitar a los transeúntes a entrar, evitar parecer espacios fríos; es decir aunar funcionalidad y estética. Así pues, se trataba de ir más allá de ser unos mostradores para empaquetar/desempaquetar. La apertura en el centro de Helsinki respondía a la fórmula en la que se combinó un área de probadores, con 600 taquillas de diferentes medidas y una zona de reciclaje de embalajes entre otras. Pero estas tres ponen el foco en la secuencia de uso: la persona recibe el paquete, se prueba la prenda y si todo está correcto, el embalaje se recicla y sino se procede a la devolución de manera ágil.
Para facilitar la comprensión de esta nueva tipología de espacio se utilizó una paleta de colores, asignando uno a cada zona; de este modo los usuarios saben de manera intuitiva en qué lugar se encontraban y hacía dónde pueden ir. Esto se reforzó con unos rótulos en neón con el nombre de los diferentes ámbitos.
Finalmente, existe una zona de novedades, para que aquellas empresas que aún no tienen representación en tienda física, puedan establecer un primer contacto más allá de la venta por internet. Se trataría de un espacio a caballo entre una pop-up y un escaparate, que también funcionaría para atraer la curiosidad de los transeúntes.
Riikka kantinkoski