
Viviendas colectivas: espacios que reinventan el diseño de interiores
Las viviendas colectivas están cambiando nuestro concepto del espacio doméstico. Frente al modelo clásico de vivienda individual, apuestan por diseños sostenibles, eficiencia energética y vida en comunidad.
Cada cierto tiempo, y debido a los cambios a nivel poblacional o en las costumbres de la sociedad, la arquitectura y el diseño de interiores también se reinventan. Es lo que está sucediendo ahora; las necesidades colectivas están desplazando poco a poco a las individuales. Por eso, ahora empiezan a ganar popularidad las viviendas colectivas como espacios adaptados al cambio en el estilo de vida de la población.
Hoy veremos en qué consisten y sus características, así como las causas que nos han llevado hasta ellas. Si te interesa aprender sobre espacios y su gestión, tanto a nivel estético como funcional, puedes inscribirte en nuestro Máster en Diseño de Interiores. Con él, aprenderás propuestas profesionales de interiorismo y proyectos de arquitectura del diseño en todas sus fases.
¿Qué son las viviendas colectivas?
El Instituto Nacional de Estadística (INE), que es un organismo autónomo adscrito al Ministerio de Economía y Hacienda de España, define a las viviendas colectivas como aquellas que están destinadas a ser habitadas por un colectivo o grupo de personas. Sin embargo, no hay lazos familiares o de convivencia entre ellos. Es decir, que en lugar de ser para una persona o familia, encontramos a varias.
Si lo vemos desde el punto de vista de la distribución, hablamos de varias unidades residenciales dentro de un mismo edificio o complejo. En las viviendas unifamiliares, estas están aisladas y diseñadas para que solo haya un núcleo de convivencia. Pero en estas, puede haber varios apartamentos en un bloque tradicional o incluso llegar a opciones más modernas del paisaje urbano, como el cohousing o el coliving.
Los tamaños y sus estructuras en los planos de una vivienda colectiva son muy diferentes entre sí. Pero lo que todas estas viviendas tienen en común es que hay una serie de espacios y recursos que están destinados al colectivo. Por ejemplo, una zona infantil, un lavadero o un gimnasio.
No obstante, este concepto de espacios colectivos no es nuevo. En muchas culturas, han existido formas de vivienda compartida. Pero en nuestra sociedad, que tiende al individualismo y la posesión de una vivienda se ha atribuido al éxito profesional y personal, hemos apostado por la división en las viviendas.
Ahora, que la población no deja de crecer y los espacios empiezan a ser más limitados, al tiempo que hay una mayor conciencia por buscar opciones que sean más sostenibles o que tengan un beneficio común, la arquitectura de vivienda colectiva empieza a adquirir popularidad.
¿Cuál es su origen y a qué se debe su popularidad?
El origen de las viviendas colectivas modernas se remonta a finales del siglo XIX y principios del XX. La industrialización llevó a una rápida urbanización y a la necesidad de alojar en las ciudades a los habitantes procedentes del campo. En Europa, los primeros ejemplos los encontramos en los bloques de viviendas sociales de Viena y Berlín. Estos fueron concebidos como alternativas asequibles y dignas para la población, en un contexto de crisis habitacional.
Durante el siglo XX, el movimiento moderno, con arquitectos como Le Corbusier a la cabeza, comenzó a explorar nuevas formas de vivienda colectiva. El objetivo era apostar por la eficiencia del espacio y por la integración de los servicios comunes. Su propuesta fue la Unité d’Habitation en Marsella (1952), que todavía hoy sigue siendo un referente en esta categoría.
En la actualidad, las razones para apostar por las viviendas colectivas son otras. Aunque la idea sea la misma, el concepto responde a las necesidades que tiene nuestra sociedad en este momento. Los factores que debemos tener en cuenta son estos:
- Crecimiento de las ciudades. Nos encontramos con falta de suelo para urbanizar y con un coste de la vivienda muy elevado. Por eso, se impulsan soluciones compactas, pero eficientes.
- Cambios en el estilo de vida. Las nuevas generaciones están abiertas a modelos de convivencia más flexibles y dinámicos, en los que haya más interacción y reduzcan la necesidad de ser propietarios.
- Sostenibilidad. El impacto en el medioambiente es menor cuando los recursos se comparten. Por tanto, se optimiza el consumo energético y el uso de materiales.
- Digitalización y teletrabajo. El cambio en la forma en que trabajamos ha supuesto el fin de la oficina tradicional para dar paso a los espacios adaptables o las zonas comunes para el trabajo en remoto. Así se ha fomentado el desarrollo de proyectos que integran coworking dentro de las viviendas.
Características de las viviendas colectivas
El diseño de interiores es un componente fundamental en las viviendas colectivas, ya que es lo que permite que estos espacios sean funcionales, habitables y acogedores. Más allá de la arquitectura o la distribución del espacio, el interiorismo determina cómo se perciben y se disfrutan estos entornos.
Sin embargo, para que una vivienda colectiva cumpla con su propósito, su diseño interior debe estar alineado con tres objetivos principales. Estos son optimizar el espacio privado, crear zonas comunes atractivas e integrar soluciones sostenibles y tecnológicas. A continuación, vamos a ver cómo se materializan estos principios en el diseño:
Optimización del espacio: diseño flexible y multifuncional
En estos proyectos, cada metro cuadrado cuenta y debe aprovecharse al máximo, pero sin renunciar al confort. El diseño de interiores es el encargado de transformar los espacios reducidos en otros versátiles y funcionales. Para ello, se utilizan soluciones modulares, como tabiques móviles, o mobiliario multifuncional, como camas abatibles y mesas extensibles, que facilitan distintos usos en un mismo ambiente. Estas propuestas se adaptan a las necesidades cambiantes a lo largo del día. Se trata, por ende, de rediseñar los espacios de una vivienda.
La paleta de colores y la iluminación también contribuyen a la percepción del espacio. Los tonos claros y neutros amplifican la sensación de amplitud, mientras que una iluminación bien distribuida evita zonas sombrías que podrían hacer que los espacios se sientan más pequeños. También se pueden utilizar espejos y materiales reflectantes para potenciar la luz natural. Con ello, se reduce la necesidad de iluminación artificial y se mejora la eficiencia energética.
Espacios compartidos: interiorismo para fomentar la convivencia
El sello distintivo de las viviendas colectivas es la existencia de las zonas comunes. Estas ya no son para un núcleo familiar, sino que se disfrutan por todos los grupos de personas. Además, se utilizan como lugares para la interacción.
El diseño de interiores consigue que estas zonas comunes sean acogedoras y funcionales. Para lograrlo, se presta especial atención a la distribución del mobiliario, para que se favorezca la interacción, sin comprometer la comodidad.
Por ejemplo, las cocinas y comedores compartidos se diseñan con islas centrales o mesas comunitarias que invitan a la conversación. En las salas de estar y de coworking, se combinan áreas de descanso con zonas de trabajo ergonómicas, con sofás modulares y escritorios ajustables. La acústica también es importante, por lo que se pueden usar paneles fonoabsorbentes y alfombras que reduzcan el ruido.
En jardines, gimnasios y terrazas, se utiliza mobiliario exterior que sea duradero y ecológico. Se combinará con una iluminación cálida y estratégica, que refuerza la sensación de bienestar y convierte estos espacios en puntos de encuentro agradables y funcionales.
Sostenibilidad y eficiencia energética: materiales y diseño consciente
A nivel internacional, se están estableciendo nuevos requisitos y estándares cada vez más exigentes relativos a la sostenibilidad y la eficiencia energética. En nuestro país, las construcciones nuevas están afectadas tanto por la Directiva (UE) 2024/1275 como por el Código Técnico de la Edificación (CTE). La primera establece requisitos mínimos de eficiencia energética y obliga a reducir el consumo de cara al año 2050, para el que deben ser cero. El segundo ha sido modificado recientemente para reforzar los criterios de sostenibilidad y eficiencia en las nuevas construcciones.
Estos avances no surgen únicamente de las viviendas colectivas, sino de movimientos arquitectónicos previos como la arquitectura bioclimática y el diseño pasivo. Estos han impulsado el uso de materiales de bajo impacto, el aprovechamiento de energías renovables y la optimización del aislamiento térmico.
No obstante, las viviendas colectivas aplican estos principios con especial intensidad. Se priorizan materiales reciclados y de bajo impacto, como maderas certificadas, pinturas sin compuestos tóxicos y textiles ecológicos. Y se tiende a apostar por mobiliario sostenible, como piezas fabricadas con plásticos reciclados o muebles de segunda mano restaurados. Estos se ajustan a la filosofía de optimización de recursos de este tipo de vivienda.
Para aprovechar la luz y la ventilación natural, y reducir la dependencia de sistemas artificiales de climatización, se usan estrategias de diseño pasivo. Por ejemplo, cortinas térmicas, ventilaciones cruzadas y aislamientos. También se pueden instalar soluciones de iluminación LED y sensores de presencia para minimizar el consumo energético.
Conectividad y tecnología integradas en el diseño interior
Puesto que la tecnología forma parte de nuestras vidas, esta ya viene integrada en este tipo de viviendas, para mejorar la eficiencia y la comodidad. La domótica sirve para gestionar la iluminación, la temperatura y la seguridad de forma inteligente. Las aplicaciones para la reserva de espacios comunes optimizan el uso de las instalaciones.
En el mobiliario, el diseño incorpora soluciones tecnológicas como estaciones de carga inalámbrica integradas en mesas y escritorios, espejos con iluminación regulable y sistemas de almacenamiento con apertura automatizada.
En cuanto a la conectividad WiFi, esta se garantiza en todas las zonas comunes. Además, se crean rincones de trabajo diseñados ergonómicamente para facilitar el teletrabajo.
La importancia de adaptarse a los cambios de estilos de vida
Nuestro presente se va llenando, sin que nos demos cuenta, de conceptos que seguimos relacionando con el futuro, como las viviendas colectivas. Sin embargo, no es más que la respuesta a los cambios que se producen en nuestras necesidades, ya no tanto como individuos, sino como sociedad. Si quieres aprender a crear espacios que vayan en esta línea innovadora, inscríbete en nuestro máster.