La nueva ola “sexy”
"Una nueva ola de “sexualidad” recorre el mercado, no solo de indumentaria, el nuevo empoderamiento incluye mostrarse sensual como una nueva manera de autoafirmarse",
En 2016 se inició una nueva etapa en la moda y su idea de belleza. Todas debíamos ser feministas, como rezaba la ya mítica camiseta que inauguró su fichaje en Dior, Maria Grazia Chiuri, y que abrazó y consolidó el movimiento #me too. La moda se volvió inclusiva, curvie friendly, agender, comfy e ir con tacones y corsé se convirtió en algo del pasado. Lo sexy se consideró sexista, anticuado, cosificaba a la mujer y la enjaulaba. Campañas del pasado como las de Tom Ford para Gucci donde se rasuraba el pubis de las modelos en forma de logo de la marca (doble G) o diseños antaño liberadores como los de Jean Paul Gaultier, se consideraron terriblemente “old school” y desaparecieron de nuestros referentes.
Campaña de Gucci y foto de Madonna vestida por Jean Paul Gaultier
Pero algo está cambiando en esta nueva década, una nueva ola de “sexualidad” recorre el mercado, no solo de indumentaria, el nuevo empoderamiento incluye mostrarse sensual como una nueva manera de autoafirmarse, incluido también en el nuevo disfrute del sexo con los juguetes sexuales como el ya mítico satisfayer o el éxito de objetos holísticos-sexuales como los que propone Gwyneth Paltrow en su tienda Goop, donde sus velas con olor a vagina se agotaron rápidamente, y ella misma traslada ese nuevo empowerment vestida, o medio desnuda como se vea, por Fendi en la red carpet de los globos de oro.
El juguete adulto Satisfyer, la vela de Goop y Gwyneth Platrow vestida por Fendi
Las nuevas generaciones, en una ola de nostalgia, han descubierto campañas y diseñadores de los 90, y los han reinterpretado, y los diseñadores más influyentes como Alessandro Michele han ido más allá de los clichés donde los diseñadores hombres arquetipaban lo que debía ser sexy y bello. Él ha llenado la pasarela de sensualidad e ironía de una manera libre donde lo ugly y lo retro también puede ser atractivo, y donde “desear” y querer disfrutar del erotismo es un tema ya recuperado para la moda.
Propuestas de Alessandro Michele para Gucci en 2020, y la famosa prenda transparente de Yves Saint Laurent de 1968
Las grandes marcas de moda como Chanel, bajo la nueva dirección de Virginie Viard, recuperan la idea de cierta sensualidad pero no cosificación. El nuevo sexy es cómodo y atrae la atención pero de una manera más limpia y menos lasciva. La mujer se empodera con esta nueva feminidad y muchas veces es moda sexy hecha por mujeres para mujeres. La todo poderosa Miuccia Prada apela a que el poder de la mujer está “por encima de la propia ropa”.
Propuestas de Virginie Viard para Chanel Fall Winter 2020/21
Las divas del pop o las celebrities, como Rosalía, Cardi B o Rihanna son mujeres voluptuosas y sensuales que han adaptado la estética sexy a unas nuevas formas donde se incluyen sneakers y otras piezas sumando lo confortable a lo sexy e impactante, en un nuevo giro que están adoptando millones de adolescentes en todo el mundo. La minifalda negra, o el “hot pant”, puesto de moda de nuevo por Tom Ford, son las dos piezas que más vemos en el street style más joven, suponemos ya cansado de tanta sudadera.
Las cantantes Rosalía y Rihanna, creadora ésta última, de la marca FENTY
La nuevas diseñadoras estrella de la pasarela londinense, la más influyente para el mundo de las tendencias, son Molly Goodard y Ekaterina Kukharena, y ambas tienen una propuesta donde lo sensual se convierte en “llevable” y empodera , pasando a destacarse grandes volúmenes llenos de transparencias y lazos. Éste power dressing hace destacar y dar presencia, como antaño en los 80 hicieron las hombreras. Estas propuestas ya han encandilado a multitud de celebrities de todas las edades y físicos, es ahí el secreto, no debemos ser perfectas para ser sexies, sino que lo sexy es una forma de reivindicación, a la manera punk de Viviane Westwood en los años 70. El sexo no solo vende, sino que ahora, también libera, divierte y empodera.
Rihanna vestida por Milly Goodard en una editorial del VOGUE PARÍS