El Knolling: Un protocolo convertido en recurso formal
A finales de los años ochenta, Andrew Kromelow decidió ordenar según forma, uso y tamaño, las herramientas del taller en el que trabajaba. Así nació el Knolling.
En 1989, Andrew Kromelow, responsable de mantenimiento del despacho del arquitecto y diseñador Frank Gehry, decidió protocolizar su tarea de limpiar y ordenar las herramientas del taller, disponiéndolas según forma, uso y tamaño. Así, las distintas herramientas que, tras su uso durante el día quedaban esparcidas sobre las mesas de la oficina, por la noche quedaban perfectamente organizadas generando entre ellas ángulos de noventa grados.
How to Knoll, del proyecto "Ten Bullets", de Tom Sachs.
Imagen del libro "Things come Apart", de Todd McLellan.
Durante aquellos años el despacho trabajaba para el fabricante Knoll, una de las firmas más destacadas en mobiliario de oficina, fundada en 1934 por Hans y Florence Knoll. Las características artistas pronunciadas de sus muebles fueron decisivo para que Kromelow decidiera llamar Knolling al protocolo que había creado.
Imágenes del libro "Things come Apart", de Todd McLellan.
Pero su popularidad llegaría unos años más tarde, cuando Tom Sachs, quien conocía aquel protocolo, pues también había trabajado en el despacho de Ghery, se apropió de la idea para una de sus obras, convirtiendo el valor utilitario del protocolo inicial, en una referencia estética y recurso formal. Un recurso funcional, trasladado a referencia estética y, actualmente, recurso expresivo habitual.
Imágenes del libro "Things come Apart", de Todd McLellan.
Si buscas otras técnicas expresivas para mostrar objetos, debes tener en cuenta que hay otros factores que influyen en el resultado final. Uno de ellos es el tipo de luz que se emplea para retratarlos, que puedes descubrir con técnicas sencillas de iluminación fotográfica.